viernes, 14 de diciembre de 2012

UN SUPERHÉROE DE CARNE Y HUESO     



Esta imagen, aunque algo trillada por el desgaste al que se vio sometida en varios medios y redes sociales, es un ejemplo perfecto de la huella que el 25-S dejó en la memoria de todos. La instantánea nace en una de las céntricas calles de la capital y más concretamente en la cafetería El Prado, de la cual el protagonista de la acción, el señor Alberto Casillas, es el encargado. Esta fotografía corresponde a msn.com y es del día 26 de septiembre; en la noticia que la acompaña podemos leer el siguiente titular: “El encargado de la cafetería El Prado nos cuenta cómo vivió los momentos de tensión”. El pie de foto es bastante explicativo: “Alberto Casillas prohíbe la entrada de los antidisturbios al local”.

En lo que concierne a su contenido denotativo debemos aclarar en primer lugar el tipo de plano empleado por el fotógrafo, basándonos en primer lugar en el encuadre. El retratista nos introduce en la realidad mediante un plano conjunto en el que muestra la acción del sujeto principal, en este caso el señor Casillas, con todo aquello que lo rodea. En lo referente al ángulo empleado, nos encontramos con un plano normal o frontal ya que la imagen nos sitúa a una altura media. 

Por otra parte, resulta relevante la iluminación que acompaña a la imagen, debido, como es lógico, a que es la esencia de cualquier instantánea. El fotógrafo en este caso no ha alterado en ningún momento la iluminación que caracteriza a su obra, ya que se trata de una captura lograda en un momento de espontaneidad; toda la luz que recibe la fotografía procede del sistema eléctrico de la cafetería que enseña con claridad al señor Casillas y a los actores y elementos secundarios, el policía, los manifestantes y la cafetería; la calle por su parte permanece, en su gran mayoría, en penumbra. 

En cuanto al esqueleto de la imagen, destaca la percepción de tres figuras muy diferenciadas, en primer lugar el policía, en segundo lugar Alberto Casillas y en tercer lugar el grupo de manifestantes al cual protege el encargado de la cafetería El Prado. La distribución de las figuras y del estímulo visual que genera es vertical debido a que es la posición natural que adoptan los sujetos. En el centro de la imagen nos encontramos con Alberto Casillas, el verdadero protagonista de la instantánea y sobre el que cae el peso de la imagen. El encargado de la cafetería El Prado es el primer foco de atención y el punto al que se dirigen todas las miradas desde el primer momento. El señor Casillas llama la atención del espectador gracias a la firmeza y el temple con el que afronta la situación, su entereza contrasta con la actitud desafiante del policía y con los gestos expectantes y temerosos de los manifestantes, en un momento donde la tensión puede percibirse de manera clara. Otro elemento digno de mención es la sensación de profundidad, conferida por la calle en la que está situada la Cafetería Prado, la cual dota a la imagen de una tridimensionalidad patente, a pesar de que la iluminación en esa parte del retrato es ciertamente precaria. Otro aspecto relevante es el rostro del policía, que ha sido difuminado para proteger la identidad del agente en cuestión. 

En el otro lado de la balanza, está su contenido connotativo, que ciertamente es de una riqueza casi poética. Las protestas del 25-S quedarán en la memoria de todos por la brutalidad empleada por la policía y cómo no, por la encomiable valentía con la que un personaje anónimo y real como la vida misma fue capaz de enfrentarse a aquellos que abusaban con fiereza de quienes no lo merecían. Esa es precisamente la impresión que uno tiene al ver esta fotografía, una esperanza que ha sido alimentada por gente como el señor Alberto Casillas, una contrastada y fidedigna sensación de que quedan buenas personas en este mundo, capaces de arriesgar cualquier cosa por ayudar al prójimo; incluso, siendo éste un total desconocido. No puede haber más riqueza que esa.

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